

EL POEMA DE GILGAMESH
Ya hemos hablado en clase sobre esta epopeya, cuyo valor principal es que constituye el primer texto literario conservado. Pertenece a la literatura mesopotámica y está datado en el II milenio a.C. ¿Podéis haceros una idea?
Aquí tenéis una imagen de la tablilla XI conservada en el Museo Británico de Londres, donde podéis apreciar la escritura cuneiforme. La epopeya la conforman 12 tablillas de barro y unos 2500 versos.
Y un fragmento de la tablilla VI, en el que el héroe se atreve rechazar a la diosa Isthar, que se enamora de él, provocando su ira y deseo de venganza. ¿Con qué otras historias de la literatura encontráis alguna semejanza? Podéis observar también como hace 4000 años, los poetas ya utilizaban los recursos literarios.
Acabada la misión, Gilgamesh lavó sus cabellos, después se soltó su cabellera sobre sus espalda, arrojó sus vestidos sucios y se puso otros limpios, se envolvió con un manto que ciñó con un cinturón. Isthar, diosa del amor, quedó fascinada por la belleza de Gilgamesh, y le dijo:
-Ven, Gilgamesh, sé mi esposo, te daré un carro de oro y piedras preciosas, entra en nuestra casa, donde los sacerdotes te besarán los pies, ante ti se arrodillarán los reyes, los nobles y los príncipes, y te aportarán como tributo los productos de la montaña y del país. Tus cabras parirán crías triples, tus ovejas mellizos, tus caballos tendrán más fuerza, tus bueyes no tendrán rival.
Gilgamesh tomó la palabra y dijo a la diosa Isthar:
-¿Cómo podría yo casarme contigo? ¿Debería mantenerte con manjares propios de dioses? ¿Tendría que apagar tu sed con bebidas propias de la divinidad? ¡Ah ! Una brecha se abriría entre nosotros si te tomo en matrimonio, no eres más que un brasero que se apaga con el hielo, un elefante que arroja su montura a tierra. ¿A quién de tus amantes les has permanecido siempre fiel? Si tú me amaras, ¡me tratarías como a ellos!
Cuando Isthar hubo oído estas palabras, se enfureció y ascendió a los cielos, se presentó llorando ante el dios Anu, su padre, y dejó correr sus lágrimas ante Aruru, su madre:
-Padre mío, Gilgamesh me ha llenado de insultos, de injurias, murmuraciones e infamias. ¡Padre mío, te lo ruego, manda al Toro Celeste para que mate a Gilgamesh! Si no mandas al Toro Celeste bajaré a las regiones del Mundo Inferior y haré subir a los muertos para que devoren a los vivos.
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