martes, 10 de octubre de 2017

Historias de miedo





Se acerca Halloween y en el Tovar nos gusta pasar un poquito de miedo. Os invitamos a participar en el IV Concurso de Relatos de Terror que convoca el Departamento de Lengua y Literatura. Tenéis las bases en las aulas. La fecha límite de entrega es el 24 de octubre y la entrega de premios será el día 31 de octubre en el recreo en la biblioteca. Los relatos ganadores serán publicados en la revista INNOVA.

Y para animaros a escribir aquí os dejo algunas cosas:


Un microrrelato, si no de miedo, al menos "inquietante",


"Lo último que vi fue mi reloj marcando las 12:07 de la madrugada, mientras algo me apuñalaba con sus largas uñas podridas, y utilizaba su otra mano para acallar mis gritos.
Me desperté de golpe, aliviado al comprobar que todo era un sueño. El reloj marcaba las 12:06, cuando la puerta de mi armario comenzó a abrirse".



El poema "Annabel Lee" de Edgar Allan Poe y el vídeo de la versión de Radio Futura de los años 80.


Imagen relacionada





Annabel Lee

[Poema - Texto completo.]
Edgar Allan Poe


Hace de esto ya muchos, muchos años,
cuando en un reino junto al mar viví,
vivía allí una virgen que os evoco
por el nombre de Annabel Lee;
y era su único sueño verse siempre
por mí adorada y adorarme a mí.
Niños éramos ambos, en el reino
junto al mar; nos quisimos allí
con amor que era amor de los amores,
yo con mi Annabel Lee;
con amor que los ángeles del cielo
envidiaban a ella cuanto a mí.
Y por eso, hace mucho, en aquel reino,
en el reino ante el mar, ¡triste de mí!,
desde una nube sopló un viento, helando
para siempre a mi hermosa Annabel Lee
Y parientes ilustres la llevaron
lejos, lejos de mí;
en el reino ante el mar se la llevaron
hasta una tumba a sepultarla allí.
¡Oh sí! -no tan felices los arcángeles-,
llegaron a envidiarnos, a ella, a mí.
Y no más que por eso -todos, todos
en el reino, ante el mar, sábenlo así-,
sopló viento nocturno, de una nube,
robándome por siempre a Annabel Lee.
Mas, vence nuestro amor; vence al de muchos,
más grandes que ella fue, que nunca fui;
y ni próceres ángeles del cielo
ni demonios que el mar prospere en sí,
separarán jamás mi alma del alma
de la radiante Annabel Lee.
Pues la luna ascendente, dulcemente,
tráeme sueños de Annabel Lee;
como estrellas tranquilas las pupilas
me sonríen de Annabel Lee;
y reposo, en la noche embellecida,
con mi siempre querida, con mi vida;
con mi esposa radiante Annabel Lee
en la tumba, ante el mar, Annabel Lee.






martes, 3 de octubre de 2017


      Resultado de imagen de poema de gilgamesh




















EL POEMA DE GILGAMESH

Ya hemos hablado en clase sobre esta epopeya, cuyo valor principal es que constituye el primer texto literario conservado. Pertenece a la literatura mesopotámica y está datado en el II milenio a.C. ¿Podéis haceros una idea? 

Aquí tenéis una imagen de la tablilla XI conservada en el Museo Británico de Londres, donde podéis apreciar la escritura cuneiforme. La epopeya la conforman 12 tablillas de barro y unos 2500 versos.


Y un fragmento de la tablilla VI, en el que el héroe se atreve  rechazar a la diosa Isthar, que se enamora de él, provocando su ira y deseo de venganza. ¿Con qué otras historias de la literatura encontráis alguna semejanza? Podéis observar también como hace 4000 años, los poetas ya utilizaban los recursos literarios.


Acabada la misión, Gilgamesh lavó sus cabellos, después se soltó su cabellera sobre sus espalda, arrojó sus vestidos sucios y se puso otros limpios, se envolvió con un manto que ciñó con un cinturón. Isthar, diosa del amor, quedó fascinada por la belleza de Gilgamesh, y le dijo:

-Ven, Gilgamesh, sé mi esposo, te daré un carro de oro y piedras preciosas, entra en nuestra casa, donde los sacerdotes te besarán los pies, ante ti se arrodillarán los reyes, los nobles y los príncipes, y te aportarán como tributo los productos de la montaña y del país. Tus cabras parirán crías triples, tus ovejas mellizos, tus caballos tendrán más fuerza, tus bueyes no tendrán rival.

Gilgamesh tomó la palabra y dijo a la diosa Isthar:

-¿Cómo podría yo casarme contigo? ¿Debería mantenerte con manjares propios de dioses? ¿Tendría que apagar tu sed con bebidas propias de la divinidad? ¡Ah ! Una brecha se abriría entre nosotros si te tomo en matrimonio, no eres más que un brasero que se apaga con el hielo, un elefante que arroja su montura a tierra. ¿A quién de tus amantes les has permanecido siempre fiel? Si tú me amaras, ¡me tratarías como a ellos!

Cuando Isthar hubo oído estas palabras, se enfureció y ascendió a los cielos, se presentó llorando ante el dios Anu, su padre, y dejó correr sus lágrimas ante Aruru, su madre: 

-Padre mío, Gilgamesh me ha llenado de insultos, de injurias, murmuraciones e infamias. ¡Padre mío, te lo ruego, manda al Toro Celeste para que mate a Gilgamesh! Si no mandas al Toro Celeste  bajaré a las regiones del Mundo Inferior y haré subir a los muertos para que devoren a los vivos.